Salgo de casa y camino mientras intento acomodar mis ideas, el vecino a comprado un buzón nuevo, igual debería comprar otro para mi jardín, ese jardín que se me olvidó regar esta mañana, quizás debería dejarle en la puerta la planta de Marta antes de que se muera, no sé porque me deja una planta cuando se va de vacaciones, la gente de antes no hacía eso, eran otros tiempos. No importa, concéntrate, se supone que has salido para pensar en todo este desastre y tomar una decisión.

Bien, ok, piensa... ¿Qué tienes que perder? Igual este es ese momento que llevas esperando tanto tiempo, tu momento, y...  ¿y si me estoy precipitando? ¿Y si me equivoco? Está claro que al arriesgarse siempre ganas algo pero... ¿Y si salgo más herida de lo que ya estoy? 

 Debería volver, hace frío, que rápido va la gente por esta calle, deberían poner una señal, una señal es lo que me hace falta a mí, ¡que señal! En el fondo sigo siendo esa niña que cree en historias de fantasía.

¿Por qué complicamos tanto las cosas? A veces deberíamos aprender a dejar marchar, a dejar de pensar,  y a dejarnos llevar. 

"No sé como ocurrió pero te has convertido en mi imagen favorita"

Sujeto una taza de café humeante a la altura de mi nariz intentando esconder esa pequeña sonrisa que se me escapa sin querer. Te veo al otro lado de la ventana, hoy te has puesto esa camiseta que tanto me gusta y con gesto serio mueves la mirada por las páginas de ese pequeño libro que te tiene absorbido desde hace días.

Tengo tantas cosas que hacer y sin embargo me pasaría aquí horas, postrada ante esta ventana, sin más que tu imagen y mi imaginación. Todavía no sé como lo haces pero logras cambiar la perspectiva de mis días, capaz de calmar a esa fierecilla que llevo dentro y de hacerme reír hasta que me duelen las mejillas, simplemente tu.

Me observas desde la distancia. Sonríes y me devuelves a esta habitación. Sin darme cuenta se me ha enfriado el café. 

"El barco se hunde por momentos"

Empiezo a sentir que ya nada tiene sentido. Empiezo a preguntarme como de hondo es ese hoyo de tristeza y frustración que parece no tener fin. Me despierto cada día con la ilusión de que sea un día diferente, pero simplemente me dejo llevar intentando disfrutar del sendero que me ha tocado vivir.

Lucho sin fin por algo realmente imposible, intentando concienciarme de que el tiempo pone a cada persona en su lugar, de que pronto llegará mi oportunidad y de que pase lo que pase seguiré siendo yo, la misma chica optimista, creativa, sincera y alegre (aunque en el fondo sé que muy poco queda ya de esa chica).

Las personas, los acontecimientos, la vida se han encargado de demostrarme que las ilusiones no sirven de nada, que por mucho que te emociones con las cosas que te gustan siempre habrá alguien que vuelva a situarte los pies sobre la tierra, esa tierra injusta, insegura, fría y egoísta. 

Que hacer cuando el barco se hunde, cuando se terminan las ganas de luchar, cuando caminas sin sentido, cuando cada día alguien se encarga de apagar un poco más esa llama de la esperanza, cuando solo tienes ganas de llorar, cuando ya todo te da igual.

Posiblemente nunca me cansaré de leer estas palabras... 

“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera. Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. Siempre hay un mañana y la vida nos da siempre otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero y que nunca te olvidaré.

El mañana no lo está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentaras el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento” “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus nobles pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos".

Gabriel García Márquez

"Cuando todo sucede por alguna razón"

De repente me doy cuenta de que los años se me escapan entre los dedos. Es extraño las vueltas que da la vida, una sola decisión puede desencadenar multitud de vías y es imposible no pensar que habría pasado si hubieras decidido caminar por otra diferente.

Aún era ayer cuando volvía a casa de la escuela, cuando jugaba con mi hermana en el patio, la primera noche de fiesta con mis amigos, mi primer viaje de estudios, la universidad, mi primer trabajo. Todas esas cosas que logré con cada pequeño paso se agolpan en mi memoria.

La vida no se detiene por nadie, dicen que si nos obsesionamos con el pasado no disfrutaremos del presente y no conseguiremos salir de ese bucle donde el pasado siempre es mejor. 

Supongo que deberíamos levantar la vista y caer en la cuenta de que todavía nos quedan muchas cosas por vivir, que puede ser un mal día, una mala semana o un mal año, pero tener siempre presente que todo se acaba, que todo pasa.

Una frase viene a mi memoria "vive el día a día porque el mañana puede no existir". Y me pregunto... ¿merece la pena lamentarse cada día por lo que podría haber pasado? Supongo que todo sucede por alguna razón, por eso prometo no volver a lamentarme por ello, prometo vivir cada día como si fuese el último, prometo encontrar siempre un momento para hacer lo que me de la gana, prometo reírme y llorar lo mas alto posible, disfrutar de mi locura,  prometo viajar muchísimo y conocer sitios increíbles para volver a casa con mil historias que contar, prometo verte como si fuera la primera vez y besarte como si fuera la última, prometo sentirme orgullosa de mis triunfos y también de mis derrotas, saber que por lo menos lo intenté, prometo escoger el camino que quiera y disfrutar siempre de todas sus consecuencias.

"Le dije que se pondría bien. Aquella fue la primera y última vez que le mentí"

Y de nuevo vuelves a mi memoria. 

Un dolor desgarrador en mi corazón.

Esos ojos tristes.

Tu recuerdo.

Lágrimas dolorosas.

Noches en vela.

Siempre fuerza y lucha.

Tu.

Ojalá todo fuese un sueño,

un terrible sueño.

Despertar y escuchar tu voz,

solo una vez más.

 Te mentí.

Yo, tu fiel compañera de aventuras.

Esa mentira que siempre recordaré 

y que todavía duele.

"Vale la pena luchar por lo que vale la pena tener"

Me prometí no volver a recordarte, lo sé. 

Me prometí no volver a escribirte, ni a hablarte, ni a besarte.

Me juré que todo cambiaría, que por fin cogería las riendas de mi vida y sería una persona nueva sin ti. Me juré que me iría lejos y  no volvería a buscarte, ni a llamarte, ni a echarte de menos. Me prometí que nunca más vería tus fotos, que nunca más me arrancarías un suspiro, una lagrima, una caricia, un te quiero. Me prometí que esto sería el final de nuestra larga historia llena de buenos y malos momentos que se difuminan en mi memoria.  

Pero sin ti nada era igual,  seguí recordando tu mirada, tu sonrisa, tus palabras y tus besos. Mi nueva vida echaba de menos tus caricias, tus llamadas, tus te quiero.  Mi cabeza me llevaba una y otra vez junto a ti y yo, me rendí a su deseo. 

Prometo no volver a separarme de ti, prometo escribirte siempre, compartir contigo mis inquietudes y escuchar las tuyas, prometo reírme a carcajadas de tus bromas sin sentido, acurrucarme a tu lado en tus días tristes,  besarte, abrazarte, cuidarte y quererte, no dejarme llevar por el que dirán , soñar a tu lado y al despertar agradecerle al mundo que de nuevo te haya puesto en mi camino. 

"Junto a ti estoy aprendiendo a valorar las pequeñas cosas que hacen de mi vida una primavera" 

"Cansada de ser esa princesa"

Cansada de ser esa princesa tímida, tranquila, sensible, amable, educada y sonriente. Cansada de ser la que nunca se sale de tono, la que comprende tus idas y venidas, la que siempre te apoya, esa que disfruta con todos tus hobbies,  la que escucha sin descanso todas tus inquietudes, la que calza sus tacones cada día, la que maquilla su tristeza, la que siempre lucha por los sueños de los demás, la que mantiene el orden y la que nunca piensa en sí misma.

Cansada de besar sapos, de buscar un príncipe azul que no existe, de peinar mi cabello sin descanso para estar siempre perfecta, de cuidarme de peligros por los "si acaso..." , de brujas con su escoba y de ogros en sus castillos, de manzanas envenenadas y dioses egoístas. 

Se acabó. Seré lo que quiero ser, una persona que no depende de nadie, a la que no le hacen falta reinos, ni coronas, ni poemas, ni príncipes. Esa persona que por fin lucha por sus sueños sin descanso.

¿Qué es el tiempo? 

El tiempo es esa maldita cosa que 

pasa por delante de nuestros ojos sin darnos cuenta,

 esa cosa que nos afanamos por conservar pero que se nos escapa entre los dedos.

Los años pasan y con ellos se van pequeñas y grandes cosas de nuestra vida. Intentamos disfrutar cada paso, reírnos con cada alegría, no enfadarnos con las personas queridas, aprender de cada error, pero nada es suficiente para conservar más tiempo aquel instante de gozo que siempre recordamos.

Ya nunca volveremos a tener nueve años, no volveremos a ser ese niño iluso que juega a ser mago hasta que cae la noche, ya no volveremos a ser esa niña que saluda desde el escenario a su padre en el festival de fin de curso, ya no volverá esa sensación cuando te ve por primera vez ese chico que tanto te gusta, el primer beso, el primer novio, ya no volverá la mirada cómplice de ese familiar que decidió marcharse antes de tiempo, ese dolor interior que sientes cuando te enteras de que te han engañado, esa persona egoísta que solo buscaba hacerte daño, ya no volverán.

Cada momento, cada decisión que tomemos en nuestro camino marcarán nuestros recuerdos en el futuro. Una vez me dijeron que la vida es una sucesión de etapas por las que todos tenemos que pasar, habrá algunas muy felices y otras que no lo serán tanto, pero todas ellas son parte de nosotros mismos, van formando nuestra vida y modelando nuestra persona.

Eres tu el responsable de disfrutar de cada una de ellas, porque esas pequeñas cosas que te están ocurriendo ahora mismo son las mismas que recordarás con nostalgia en ese futuro no tan lejano.

"Un día sin risa es un día perdido"   Charles Chaplin

Hoy me he levantado con ganas de gritarle al mundo que todo va genial, que este día es el comienzo de algo maravilloso.
Hoy volveré a ser esa niña que sonríe por todo sin razón, la que saluda con un guiño, la que deja el móvil en casa y no le importa, la que canta en el coche a todo volumen, la que baila con el músico de la calle, a la que no le importa lo que piensen de ella. Esa chica.
Hoy todo es distinto, no importa que el día sea gris que llueva o que haga frío. Se acabó la tristeza, hoy te abrazaré y besaré como nunca, me reiré a carcajadas y disfrutaré cada segundo de mi existencia.

"Ser feliz no es tener una vida perfecta, sino reconocer que la vida vale la pena vivirla a pesar de todas sus dificultades". "No esperes los buenos momentos para ser feliz, sé feliz y los buenos  momentos vendrán". "La felicidad es un camino no un destino". "La felicidad está dentro de uno, no al lado de alguien". "No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita". "La felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace". "La felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante".

Esa sonrisa fingida. 

Te despiertas por la mañana y cuidadosamente te colocas esa máscara, intentas que todos vean lo fuerte que eres mientras que por dentro, luchas irremediablemente con tus ganas de gritarle al mundo "a la mierda todo". Ese "nada, estoy bien" que esconde detrás mil palabras, mil lágrimas e incluso mil reproches. 

Esas palabras calmadas que dices a quien día tras día te daña con las suyas. Ese whatsapp que contestas con una carita sonriente mientras lloras en tu habitación. Esa expresión  de desilusión cuando esperas una llamada que nunca llega o cuando te das cuenta de que la persona que ves al fondo de la sala no es la que tu creías. 
Seré ese payaso triste, ese que pinta de colores el mundo de los demás olvidándose de sí mismo, ese que vuelve a su casa día tras día llorando pero con su sonrisa fingida.

"Eso que siento cuando me observas"

Miro el reloj desesperada. Las ocho de la mañana. Llego tarde. Apresuro mi paso sujetando los libros  contra mi pecho. Estoy cansada pero mis pies se mueven por inercia. Las mejillas se me sonrojan y empiezo a sentir ese sudor frío en la espalda, una pequeña sonrisa en mis labios y un brillo especial en mis ojos.

Subo las escaleras deprisa a la vez que desvisto mi abrigo y hago malabares con mis libros. Miro el reloj. Mi corazón late deprisa mientras intento disimular mi respiración agitada. Toco mis mejillas coloradas y desordeno el cabello con mi mano desocupada. Me siento.

Las ocho y diez minutos. Observo la sala. Un gesto de preocupación asoma en mi rostro, he llegado tarde. Busco un lápiz en el bolso, un papel en blanco y abro un libro. Capítulo doce. Comienzo mi lectura silenciosa. A cada frase levanto la vista y observo la puerta. Nada. 

Mi hoja continúa en blanco. Muevo el lápiz nerviosa. Las ocho y veinte. Pasos lentos se aproximan por las escaleras. Otra vez ese sudor frío, esa sonrisa. Intento esconderme detrás de mi libro. Levanto la vista por milésima vez y te veo.

Con paso firme. Camino erguida. Algo me detiene. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo desde las puntas de mis pies. El viento acaricia mi cara. Desordena mi pelo. La piel se me eriza. Cierro los ojos y se agudizan todos mis sentidos. Frío. Tranquilidad. Silencio ruidoso. A lo lejos escucho voces, quizás risas, pero desdibujadas por el sonido de la tormenta y el gentío que me rodea. Respiro. Un día más. 

Abro los ojos. Sigo parada en medio de una multitud. Algo me impide caminar mientras observo a mi alrededor. Gente. Paraguas. Personas que se abren paso a empujones. Mujeres que saludan con un breve gesto al que no obtienen respuesta. Niños arrastrados. Coches a toda velocidad por carreteras encharcadas. Enfados. Gritos. Agua, resbala lentamente por mi cara y me obliga a parpadear.

Alguien toca el violín. Quizás un violonchelo. No lo sé. La gente me observa. Pasan a mi lado con cara de no entender mi locura. Me señalan. Nadie se detiene. Cierro los ojos de nuevo. Las gotas de lluvia golpean mi piel congelada. Me gusta esa canción. Muevo los labios intentando reproducir su melodía. En mi cabeza, una niña de enormes ojos baila, me observa desde el pasado con una tímida sonrisa. El tiempo se nos escapa entre los dedos y no nos damos ni cuenta. 

"Solo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar"

Paulo Coelho

Miedo. "Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario". "Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea". "Sensación asociada con lo desagradable". "Provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado". "Relacionado con la ansiedad". "Mecanismo de supervivencia y de defensa".  

Miedo a la soledad. Al fracaso.  Al paso del tiempo. La vejez. La enfermedad. La muerte. El fuego. La sangre. Las tormentas. Lugares cerrados y abiertos. La noche. La oscuridad. Los fantasmas. Las Alturas. Los subterráneos. Insectos. Arañas. Ratas. Serpientes. Gusanos. Agua. Miedo a otras personas. A los payasos. A las agujas. A no ser lo suficiente. A las opiniones de los demás. A ti mismo. 

Angustia. Desasosiego. Tu corazón late con fuerza. Tanto, que eres capaz de discernir sus latidos en un lugar ruidoso. Sudor. Frío y a la vez calor. Observas. Escuchas, pero estás paralizado. No piensas. No hablas. Sólo esperas. Cierras los ojos con mucha fuerza y te visualizas calmado. El espacio te envuelve. El sonido se concentra. Sientes que cualquier persona podría ver latir tu corazón . Lo sientes en la yema de los dedos, en la sien y te susurras "tranquilo ya pasó todo".